viernes, 29 de julio de 2016

Historia de un thagomizer

Hola que tal estimados lectores, tiempo sin leernos... Últimamente he estado muy ocupado con mi proyecto de tesis doctoral y no he tenido tiempo de casi nada divulgativo. Pero hoy, hoy es distinto. Les quiero contar la historia de un thagomizer. Pero primero ¿qué rayos es un thagomizer? Se pronuncia "tha-go-mai-ser" y es un término anatómico que se usa para designar cierta estructura que quizá todos ustedes conocen.

Esto damas y caballeros, es un thagomizer.

Así es, un thagomizer es la cola con púas de los estegosáuridos. Esta cola puede tener cuatro púas dispuestas en filas de dos o bien, como en el caso de Kentrosaurus, no estar bien delimitada. Y la historia que les quiero contar (por ahora) es la historia del origen de la palabra, pues es bastante curiosa. Resulta que en 1982 el caricaturista Gary Larson publicaba una tira cómica en serie llamada "The far side" (el lado lejano). En este año, Larson publicó la siguiente tira cómica:

En esta tira cómica un cavernícola le enseña en una presentación a sus congéneres la cola de un estegosaurio y procede a decir que "Ahora este extremo es llamado el thagomizer... En honor al fallecido Thag Simmons".

Y así fue como surgió la palabra thagomizer. Una especie de broma haciendo referencia a que esa estructura había matado a un tal Thag Simmons. En inglés el sufijo "izer" deriva del francés -iser (a su vez derivado del latín -izāre y del griego -izein) y se usa para formar sustantivos donde un algo es afectado. En este caso el pobre Thag fue afectado por la cola. En español podríamos decir que alguien es "thagomizado" cuando sufre el mismo destino que el buen Simmons. Sin embargo, dada nuestra creciente fascinación con los anglicismos, decidimos no traducir (castellanizar) el nombre y dejarle como thagomizer (con todo y su pronunciación).

Y ahora un ejemplo del potencial uso del thagomizer. Un Stegosaurus apuñala en el pubis (no, eso no es estructura sexual alguna) a un ThagAllosaurus. Ilustración de Robert T. Bakker.

Así que ahora lo saben. Gracias a Gary Larson, quien en 1982 hiciera una tira cómica es que tenemos un bonito término anatómico útil en paleontología.

miércoles, 20 de julio de 2016

¿Respeto a las ideas y creencias?

Sigo de "vacaciones" chicos. Pues me encuentro elaborando dos papers sobre rumiantes del Pleistoceno y también estoy completando unos reportes con nuevas investigaciones de mi tesis doctoral... Pero prometo estar de vuelta lo antes posible y también, responder comentarios y retomar la página de Paleontología de Vertebrados en Facebook. De momento, les dejo estas reflexiones salidas de una lectura a un comentario que llamó poderosamente mi atención, espero que les resulte útil la información.

Recién me topé con una publicación que decía que no se deben respetar las creencias, usando como ejemplo creencias que en la historia humana han llevado a cometer a sus creyentes atrocidades horribles.

La imagen en cuestión, de autor desconocido.

Y me dije "tienen razón", pero veamos qué nuevas bobadas tiene la linda caja de comentarios. Y resulta que un curioso personaje argumentaba: "si, si debes (respetar las creencias), ya lo dijo Benito Juarez (sic): el respeto al derecho ajeno es la paz..." (fin de la cita).

Benito Pablo Juárez García, un conocido personaje de la historia de México. Imagen libre de derechos de autor.

Tras asombrarme de la cantidad de personas que apoyaban tal comentario decidí dejarle un comentario. No lo reproduciré aquí, pero si hay cosas importantes que destacar, pues son útiles no sólo en debates religiosos, sino que también para entender mejor cómo funciona la ciencia.

Debates, esas lindas cosas que por alguna extraña razón, hoy en día se piensa que se ganan con "likes"... No señores, un debate se gana con buenos argumentos. Son ejercicios de la capacidad de raciocinio, no concursos de belleza.

Por experiencia propia me han salido con ideas del mismo tipo cuando examino de forma crítica un artículo científico. Desde joyas imperdibles como "pues ya se publicó, ¿quién eres tú para criticar un paper? ¿apoco crees que sabes más que los revisores?" (falacia ad baculum), "pues llegar a esto me costó mucho dinero y tiempo por lo que sé que es irrefutable" (falacia del alegato especial), "tu no lo puedes entender porque no viste los fósiles" (falacia del alegato especial, de nuevo) hasta exquisiteces como: "seguro eres fan del T. rex, por eso odias a Spinosaurus y dices cosas malas de él" (falacia del hombre de paja). Éstas y otras delicias del mundo de la retórica y las falacias (donde el plato principal es ad hominem) sólo buscan una cosa: dogmatizar una idea científica. Es decir, pretenden mancillar la ciencia y reducirla a una secta con fanáticos religiosos que atacarán a cualquiera que se oponga a sus dogmas (esto desgraciadamente, parece estar funcionando muy, pero muy bien).

Cada vez es más frecuente encontrar a populares opinadores de Facebook que hacen de la paleontología su chiste de mal gusto en transformar una ciencia en una doctrina dogmática. Ilustración de autor desconocido.

Pero ¿qué es un dogma? Es una proposición cuya validez no requiere de evidencias, ni se cuestiona. Las religiones y doctrinas son por definición dogmáticas. Pero la ciencia no. La Ciencia (con C mayúscula por favor) no opera con dogmas, por el contrario, opera con principios, que son por definición sujetos de ser demostrados. Y más aún, pues resulta que todo conocimiento científico es cuestionable y sujeto de ser debatido. Algo que no saben los "defensores de la verdad" que tanto detestan la crítica racional.

Dogmas, se ven lindos en religiones e ideologías basadas en la autoridad, pero apestan en ciencia.

Pero volvamos un poco a Benito Juárez (con tilde). El benemérito dijo que el DERECHO al respeto ajeno es la paz. Y claro, para garantizar una sociedad civilizada, se debe de respetar, procurar e incluso, garantizar que todo individuo tenga el derecho a pensar lo que quiera. Pero cuidado con la lectura. Lo que se procura es el "derecho a", no la idea. Don Benito no defendía las ideas, defendía el derecho a tenerlas. Claro, cualquiera tiene el derecho a pensar que Dimetrodon tenía una vela desnuda, que Spinosaurus tenía "doble postura" (lo que sea que signifique eso), que Tyrannosaurus rex era una bestia calva y otras cosas. Pero cuidado, cualquiera tiene derecho de rebatir esas ideas y ponerlas en duda. Amar tanto las ideas científicas al punto de considerarlas dogmas es un error garrafal.

Dudas y no certezas son el signo de alguien que no es crítico y por ende, que no sirve mucho que digamos para la ciencia. Duda de aquellos llenos de certezas paleontológicas, pues generalmente bañan con sus ideas preconcebidas esas "certezas" e indoctrinan a los incautos a pensar que la ciencia es así: un mar de certezas.

¿De qué sirve procurar el derecho a las ideas? O parafraseado distinto: ¿no es lo mismo procurar las ideas mismas? No, no es lo mismo. También recordemos que la libertad de unos termina donde empieza la de otros (eso incluye desde luego, el derecho a la libre expresión). Si una idea implica dañar los derechos fundamentales de otros, se debe procurar impedir que esas ideas se materialicen en el mundo. De lo contrario, nos enfrentaremos a nuevos holocaustos, segregaciones raciales, genocidios religiosos y otras monstruosidades. Las personas tienen derecho a criticar las ideas, pero no a rebajar, difamar y humillar públicamente a los que tratan de defender esas ideas, sin importar las circunstancias.

Grupos de Facebook rebosan en gente bully, personas que intimidan, agreden, humillan, discriminan, difaman y demás a otros, sólo porque piensan diferente de ellos o peor: porque "les quitan fama".

Si nos encontramos frente a alguien que se dice científico, que dice amar la ciencia y sus productos, pero paradójicamente transforma sus ideas en dogmas y trata de indoctrinar a otros para practicar libertinaje, ¡cuidado! Estás frente a alguien que no ama la ciencia, ama el fanatismo y es un sectario de su propia 'religión'.

Cuidado con los fanáticos sectarios disfrazados de científico o de amante de las ciencias. Reconocerlos es fácil, son bullys.

En Ciencia (pese a quién le pese), se nos enseña a ser críticos, a juzgar las ideas. En Ciencia, las ideas son culpables, hasta que se demuestre lo contrario. Las ideas no son personas, no tienen derechos y definitivamente no se escudan al escrutinio. Al menos no, aquellas ideas que pretendemos formen parte de cuerpos de conocimiento no dogmáticos como la Ciencia.

El sentido crítico es lo que mueve a la ciencia real. En las redes sociales abundan los que tienen miedo a ser criticados, a ser exhibidos como los charlatanes que son. Ese tipo de personas responderá como bully y aseverará muchas cosas con pretextos como "no recuerdo en qué artículo lo leí".

Aquellos que fuimos formados en Ciencias tenemos el deber moral de inculcar en otros el pensamiento crítico y racional, no el fanatismo y el dogmatismo. Si hacemos esto, haremos de la sociedad, un mejor lugar para vivir, uno donde tienes derecho a creer y ser respetado como persona, pero tus ideas son sujeto de la crítica y el escrutinio.

Los maestros de verdad enseñan a sus alumnos a pensar, no sólo vomitan hechos y sus preconcepciones. Los verdaderos maestros tratan de que sus alumnos les superen y no ven amenazados sus pequeños egos cuando otros los superan.

Si te gusta la Paleontología, no la deformes en una secta. Ensalza su estatus como Ciencia, enamórate de criticar y verás que a la larga, será útil en la vida cotidiana. Cambio y fuera.